Cuando Jaime Bayly se convierte en El Francotirador

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  • miércoles, 3 de febrero de 2010
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  • Fernando Eslava Mendoza
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  • NO SUELO COPIAR NOTICIAS DE OTRA WEB, PERO ESTA ME PARECIÓ INTERESANTE.

    Por Daniel Meza, del diario ''El Comercio''
    Consultado el: 03 de Febrero de 2010 a las 14:45 h.
    Es difícil imaginar el mundo oculto dentro de un personaje que todo lo ventila y que parece no tenerle temor a nada, ni a nadie. Que juega con la idea de candidatear a la presidencia y que se mofa, con la misma ligereza, de Tongo que del presidente García. Detrás de toda su cautivante y desbocada verborrea, giran a su alrededor productora, asistentes y ayayeros apenas ingresa al canal y lo protegen de algún periodista –como yo– que lo quiera entrevistar ‘al toque’.

    Jaime Bayly Letts es el engreído de la televisión desde hace más de 25 años y lo es también desde el momento en que pisa el set, donde yacen más de 60 ansiosas personas que lo esperan con relajo y devoción. Entre aplausos de muchos jóvenes y algunas señoras bastante maduras que no pueden disimular que ‘babean’ por él, el suicida columnista ofrece su discurso dominguero con una creciente inyección política que, pese a las risas, no deja de ser serio. El soundtrack Jaime pa’ presidente se escucha antes del inicio de su programa y contagia de inmediato a los entusiastas.

    Pero el show no arranca ni bien dan las diez de la noche cuando Jaime se presenta ante las cámaras diciendo que es Jaime Bayly, como si nadie (o pocos) supiera que aquel tipo de saco oscuro, camisa blanca, corbata azul y flequillo rebelde es, efectivamente, Jaime Bayly, el ex niño terrible de la TV peruana.

    Todo arranca en la puerta del canal de San Felipe, donde la gente ‘madruga’ para obtener un buen asiento. Como quien hace cola para una función circense, compran helados, gaseosas y golosinas antes de entrar al show. Todos hablan en la fila, todos hablan de Bayly.

    - ¿Votarias por Bayly para presidente? – No, ni hablar. Yo soy consciente pé varón –responde un ‘achorao’ que estaba en la fila con tres chicas que lo respaldan. – ¿Quién va a votar por Bayly? –ironiza una anciana metiche. – Sí. Es inteligente –responde una tímida pareja de estudiantes de la UPC. – No. Es muy joven y la va a cag…como Alan el 85 –responde otro sujeto de más adelante.

    ¿Qué diría Jaime si menos de la mitad de su público –por lo menos el de este domingo– no piensa votar por él?
    Dos horas pasan rápido y al entrar (7 de la noche), los vigilantes desproveen al público de todo aparato que registre información. A mí me desarman: me quitan mi grabadora y mi cámara.
    Veinte minutos antes del ‘On’ del programa se cierran las puertas de acceso al estudio. “Ya no pueden ir al baño en las próximas dos horas”, dice una asistente arriesgada. “Les damos la bienvenida. Les pedimos mucha interacción con el conductor porque él depende mucho de ello”, reza la encargada de incitar a todos a que aplaudan y vitoreen ‘Jaime presidente’ en el momento indicado. Ojo, nadie obliga a nadie: pese al pedido, las palmas y los cantos salen naturales. La gente se vacila con ello.

    Un par de años atrás, alguien que estuvo presente en una de las grabaciones de “El francotirador” me contó que en el set había solo dos filas de público. Ahora hay tres adelante y una tribuna con otras tres filas atrás; aún así veo gente que sigue el programa de pie.
    A mi costado, tres chicas ‘fashion’ comparan a Jaime con David Letterman y Larry King. “Ellos hacen lo que quieren con sus entrevistados, son lo máximo”, dicen; se nota que saben de quiénes están hablando. En la fila de adelante, tres familias enteras con pinta de ser importantes, comparten la provilegiada zona con una persona en muletas. Luego de acomodar a los mayores en la segunda fila, los de atrás parecen ser los eternos ‘caseritos’, los ‘chongueros’ de todas las semanas que obedecen siempre las instrucciones.

    XIMENA RUÍZ-ROSAS, LA PRODUCTORA

    El divo hace su entrada con cuatro personas a su alrededor. Lo acompaña muy cerca a él la segunda figura importante dentro de “El Francotirador”: Ximena Ruíz-Rosas, su guapa productora. El público no deja de admirar a esta mujer de cabello largo y ojos claros. Cada vez que ‘Jime’ se acerca a dar pautas al conductor, no falta quien se perturbe con su impresionante minifalda. Libre del seguimiento de las cámaras, ‘Jime’ está pendiente del conductor como si de su hijo mimado se tratara. Lo mira en todo momento, celebra sus bromas golpeando un monitor, le escribe su guión por fragmentos en la pizarra acrílica y mueve a 4 personas cada vez que Jaime decide que algo va o no va. Un pelado con chaleco que está atrás de la productora se encarga de ejecutar sus órdenes.

    EMPIEZA EL SHOW

    Fiel a su estilo, “El Francotirador” arranca con un movimiento de cámaras traseras y el aplauso al unísono. Jaime comienza hablando de su candidatura y aprovecha una crítica contra él de Jaime De Althaus para llamarlo borracho.
    Durante el corte, un mozo le lleva un vaso de agua y otro trapea el piso. Un fotógrafo del canal toma fotos sin parar. Bayly hace un chiste y todos aplauden para luego cantar “Jaime presidente” a voz de coro. ‘Jime’ se desespera, hace señas para enviar al corte y Jaime solo se arregla el flequillo con dos dedos. Hasta que por fin le hace caso. Entonces la productora, hace desesperadas anotaciones en una hoja que parece ser su instantánea pauta.

    Cinco minutos y empieza otro bloque. Las cámaras se mueven por detrás y el público, azuzado por los ayayeros de la producción, aplaude y canta “Jaime presidente”. Enrique Ghersi es el siguiente y dialogan sobre las propuestas presidenciales del “eventual” candidato.

    Comentan que Alan le paga un sueldo a Cipriani como si fuera un ministro. Jaime promete cambios. Dos minutos y un nuevo bloque. Entra el indefenso Humberto Lay para ser objeto de los consejos siniestros del ex “niño terrible”. “No creo que llegues a cumplir los 5 años de presidente”, le asesina verbalmente y todos los que están en el set, desde ‘Jime’ hasta la propia familia de Lay camuflada en el público, se ríen, crueles. Y vuelven a corear ‘Jaime presidente’.

    EL PÚBLICO

    Finalizado el programa y ante la enorme demanda, al protagonista de la noche se le antoja firmar autógrafos y tomarse fotos –de celular nomás– con la gente, su gente.

    Son varios los que forman la interminable fila. Las chicas se mueren por darle besos, por tomarse una foto con él. Jaime repite la misma acción una y otra vez y a la décimo primera ya pide paz. “¿Por qué no tienen lista la cámara?”, se fastidia con humor el ‘Tío terrible’. “Me voy”, irrumpe seguido de sus ayayeros, dejando en la cola varios corazones rotos, culpando su abrupta salida al despegue del avión que lo lleva a Bogotá. No hace caso a los gritos y apenas se perturba ante una palabra menor que le grita una desairada fan. Entonces empiezan a apagar las luces del set…

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